Luís García Montero cerró el XI Encuentro de las Artes y las Letras
El poeta y escritor Luís García Montero cerró con su conferencia “En defensa de la poesía” el XI Encuentro de las Artes y las Letras de Iberoamérica. Actividad cultural que un año más han llevado a cabo la Universidad Internacional de Andalucía, Diputación Provincial de Huelva y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
Luís García Montero llegó al recito cultural del Hotel París de la capital onubense y fue recibido por el delegado de cultura de la Junta, Juan José Oña, el diputado provincial de Huelva, Juan Serrato y el director de la Sede Iberoamericana de la Universidad Internacional de Andalucía, Alfonso Vargas. Además de la escritora Carmen Ciria que fue la encargada de presentar al escritor, y del cual hizo una semblanza digna del prólogo de cualquiera de sus libros.
Un público ávido de sensaciones poéticas, fue oyendo calladamente el desglose de los pensamientos del poeta granadino, adentrándoles en sus cerebros las palabras y citas poéticas que le sirvieron para explicarles quién y porqué había querido ser escritor y, sobre todo poeta. A través de versos y estrofas fue desgranando los recuerdos de las lecturas de su padre que le llevaron a amar la literatura convirtiéndola primero en un trabajo y luego se dedicó a explicar como amaba ese trabajo.
García Montero reivindico firmemente la apuesta por la poesía, en una época cargada de poderosos mecanismos de control, tantas tecnologías que crean corrientes de opinión de madera mediática buscando unificar criterios. En este sentido aseguró el poeta granadino que “el diálogo que busca la poesía hace que la reivindicación personal se convierta en algo solidario, no se aísla, se comparte con el otro, para ponerse en su lugar y construir positivamente. Habló de la literatura como “un espacio público, donde se puede opinar, pensar y ser escuchado”.
Bajo el influjo de Federico García Lorca, su gran inspiración, también habló García Montero del sentimentalismo de Antonio Machado, quien defendía que “los sentimientos no son eternos sino que tienen una historia” o del consejo que Becker le dio a una señora: “Cuando un poeta te escriba un buen poema de amor, ¡desconfía de ese amor!”….Todo este aprendizaje antes de llegar a la conclusión que manifestó el escritor de que “la poesía es un punto de llegada, no de partida. Es la consecuencia de un proceso de reflexión moral, no una mera expresión de sentimientos. Creo que es un género de ficción, una construcción, un asunto social y personal para entender el lenguaje”.
El catedrático de Literatura Española puso de manifiesto la necesidad de tener presente en el momento actual “el valor de las humanidades, la ética y la educación cívica. Aquí es donde la poesía adquiere un valor importante porque constituye una búsqueda de esos valores que el ser humano demanda y que puede, a pesar de todos los avances tecnológicos, exponer y ser escuchado a través de la palabra, convertida en literatura”. La poesía- añadía- no es un ejercicio de sentimentalismo, sino todo lo contrario, es un ejercicio de conocimiento: una manera de ajustar cuentas con la realidad; siendo muy útil es estos momentos tan sumamente estridentes que vive la sociedad, porque nos posibilita cambias lo urgente, lo importante… y, en definitiva, nos humaniza.
Según Luís García Montero, (y se puede comprobar en su libro “Habitaciones separadas”) “el reto es no caer ni en el cinismo ni en el silencio y apostar por la conciencia como espacio entre la intimidad y los vínculos colectivos. Hay que reivindicar la individualidad porque la ideología neoliberal lo está homologando todo y liquidando los espacios públicos a costa de liquidar las conciencias. La poesía es esa defensa de la individualidad, pero de una individualidad dialogante, no egoísta”.