Un viaje al siglo XV a través de la escritura renacentista
Yolanda Pelayo, directora de la Sede de La Rábida, afirmaba en la inauguración de la exposición que “El Muelle de las Carabelas era un lugar sacado de la época del Descubrimiento, idóneo para el desarrollo de las enseñanzas que Placed iba a impartir. Todo el entorno se recrea y recuerda aquel siglo XV donde se centra y se basa la exposición y, sobre todo, pone de manifiesto la importancia que dicho periodo histórico significa y tiene para los onubenses”.
Por su parte, el delegado de Cultura, Juan José Oña, manifestó “la importancia que tenían los talleres que se iban a desarrollar allí para enseñar la escritura; ya que servía para acercarnos más a nuestro pasado tan histórico y tan lleno de elementos que viajaron desde España a América, o al contrario, como fue el caso de la escritura”.
Por su parte, Ricardo Vicente Placed, calígrafo y licenciado en Filología Árabe e Islam, dijo que a pesar de haber realizado su trabajo en diferentes lugares como, por ejemplo, en la Biblioteca Nacional de España, Casa Árabe, Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, Museo Nacional del Romanticismo, Museo de Zaragoza, Museo de Badalona, Museo de Historia de Tarragona, Museo Arqueológico de Badajoz, Instituto Cervantes, Universidad de Granada, Universidad de Zaragoza, UNED, Casa Real, Centro Cultural Ibercaja…etc. “aquí, en este entorno tan real y a la misma vez tan lleno de Historia, me siento como si estuviese dentro de mis escritos. No, realizándolos”.
Además, Placed, pone dentro de la exposición un Scritorivm Múdejar. Donde se conocerá cómo trabajaban los calígrafos de aquellas épocas, con qué utensilios escribían los documentos y libros que le eran encargados, qué plumas y tintas utilizaba; cómo era el despacho (mesas, sillas, atriles, armarios, baúles, ventanales, etc.), es decir, podremos respirar la atmósfera de un despacho de un calígrafo de esa época.
Todo esto está desde el día 1 de abril en el muelle “y el público se transforma – según manifestaba el calígrafo- a los que han ido realizando los talleres de la escritura en un verdadero gabinete de un copista del siglo XV que dominaba la grafía de las tres escrituras de la España medieval: árabe, sefardí y hebrea.
Según manifestó el calígrafo, los talleres se están realizando al modo antiguo, con cálamo y tintero. “Durante la sesión experimentaremos el arte de la caligrafía histórica. Trazaremos, manifestó Placed, algunas letras del alfabeto gótico y cancilleresco; del alifato andalusí, y del alefato sefardí. También conoceremos las técnicas decorativas de la iluminación de los manuscritos, con qué pigmentos se coloreaban estas letras de insuperable belleza”.
Los talleres tratarán sesiones como por ejemplo: Caligrafía Medieval y del Renacimiento: Las escrituras en la época del Descubrimiento. Donde el objetivo principal es saber que la caligrafía es una disciplina que da perspectivas y conocimientos paralelos sobre tipografía e historia del arte.
Termina Ricardo Vicente, diciendo como “la caligrafía no es solamente el arte de la escritura bella. Es una actividad a medio camino entre el gesto artesanal y el arte. Ofrece infinitas posibilidades de creación. El rigor técnico exigido por la caligrafía no debe esconder el inmenso placer aportado por su práctica al trazar gruesos y finos, ornamentos y volutas, filigranas y entrelazos; elegir colores y papeles; redescubrir las soberbias caligrafías que la escritura nos ha legado: románicas, góticas, renacentistas, etc.; crear una composición para resaltar textos y citas. Tiene como ambición alcanzar la expresión artística y no únicamente estar destinada a la lectura”.