Javier Sierra intenta descifrar con la palabra y la escritura los secretos de la Historia

La Rábida, 19 de julio de 2011. La directora de la Sede de La Rábida, Yolanda Pelayo, acompañó al escritor e investigador, Javier Sierra, en el encuentro con los medios de comunicación en los Cursos de Verano de la Rábida 2011.

En el Curso de Verano de La Rábida 2011, “Historia y novela histórica” que dirige el catedrático de Historia, José Calvo Poyato, ha contado con el novelista e investigador, Javier Sierra. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es consejero editorial de la revista Más allá de la Ciencia y participa en diversos espacios radiofónicos y televisivos (presenta la sección "El hombre de los libros" en Milenio3). Durante los últimos años, ha concentrado buena parte de sus esfuerzos en viajar e investigar los enigmas del pasado y misterios históricos supuestamente nunca aclarados por los estudiosos más ortodoxos. Desde hace años, Sierra trabaja acompañado de expertos nacionales e internacionales como Graham Hancock y Robert Bauval con el propósito de estudiar la existencia de una supuesta edad de oro de la Humanidad, fechada en nuestro pasado más remoto, que debió extinguirse unos 10.500 años antes de nuestra era y que fue el origen de todas las civilizaciones que conocemos. También estuvo acompañado por el presidente de la Fundación Atlántic Copper, Jesús  Contreras, empresa patrocinadora de este curso.

La directora, Yolanda Pelayo destacó que “la programación de los Cursos de Verano 2011 hemos intentado que sea multidisciplinar; y por ello, esta segunda semana se centra en el área de las Humanidades, intentando buscar un curso que tuviera como eje la Historia, pero que también fuera más allá de lo estrictamente académico”.

Por su parte, Jesús Conteras afirmó que “desde la Fundación Atlantic Copper tenemos como objetivo fomentar la formación y la investigación, por lo que desde el primer momento hemos querido estar presente en los cursos de la UNIA”.

El director del curso, José Calvo, afirmó que “el curso pretende analizar el fenómeno del éxito de la novela histórica, su presente, sus deformaciones y abordar el debate sobre su posible valor como instrumento para conocer la historia. La novela histórica es mucho más que una moda de carácter pasajero, se trata de un fenómeno en el tiempo que me atrevería a decir que comenzó en 1980 con la publicación de la obra El nombre de la rosa, de Umberto Eco”. Además, destacó la importancia del patrocinio de Atlantic Copper: “es todo un símbolo, un elemento de implicación de las empresas en la cultura onubense”. También dijo que “el curso parte de tres elementos muy concretos, por un lado encontramos historiadores que no han escrito novela histórica, por otro novelistas que no tienen formación académica en historia y los híbridos que poseen formación histórica y que han escrito novela histórica, para que de este modo los alumnos adquieran formación de profesores con diferentes posiciones novelistas. El curso pretende analizar cómo debe ser una novela, que requisitos debe tener para poderle otorgar el calificativo de histórica, sin olvidar que una novela es una obra de ficción”.

Por su parte, el invitado en esta ocasión, Javier Sierra Albert, escritor e investigador afirmó que “el curso pretende establecer las bases de un debate antiguo entre los historiadores y contadores de historia. Los historiadores se centran en explicar la historia pero no en contarla. Una novela tiene que tener un misterio, sino posee un enigma renunciamos a una buena novela, es imposible estudiar la historia sólo desde una perspectiva racionalista. El misterio es parte esencial de nuestra vida. Sin el misterio, no sentiríamos el ansia esencial de avanzar, de descubrir, de arrojarnos sobre las sombras. Si no hay misterio no hay nada. Mi objetivo –explicó- con la novela es dirigir una historia a un mundo racionalista y darle ese componente que está por encima de lo material, esa creencia en algo más que nos convierte en seres humanos y nos separa de los animales”.

Javier Sierra aseguraba que “desde pequeño me han interesado temas que no aparecían ni en los libros de texto ni en las enciclopedias. Como los ovnis. Buscaba por aquí y por allá, y esa búsqueda me inyectó el vicio del periodismo”. Nacido en Teruel, siempre lo lleva en su pensamiento, a pesar de su vida viajera y asegura que su personaje favorito de su tierra es Agustina de Aragón: “Me gusta su papel de heroína épica en la guerra de Independencia. La historia de Aragón, y también la de España, necesita héroes. Los españoles nunca han sabido crear héroes. Piense en Alatriste llevado al cine: el héroe es presentado como un perdedor. Nos avergonzamos de nuestra historia: La Historia no es tanto, desde mi punto de vista, fechas, batallas y hechos consumados como las motivaciones de esos hechos. Es decir a mí no me interesa saber qué sucedió en 1492, a mí lo que me interesa saber es por qué sucedió lo que sucedió en esa fecha…”.

El primer libro que publica Javier Sierra es en diciembre de 2005, y se tituló "Roswell, secreto de Estado". En él reunía todas las investigaciones que había hecho desde 1991 sobre el caso de un supuesto "platillo volante" estrellado en Nuevo México en 1947. Después vino “La cena secreta”: se apoyan sobre datos, más allá de la libertad que da la literatura para crear escenarios o relacionar detalles. “La dama azul”: Se publica en 1998 tratando de recoger en sus páginas el fruto de siete años de investigación sobre las bilocaciones de una religiosa Soriana a la que se le atribuyó la evangelización de Nuevo México, Arizona y Texas en el siglo XVII, sin salir jamás de su convento. “La ruta prohibida”, “En busca de la Edad de Oro”: fruto de la perseverancia, de una técnica de investigación y recogida de datos durante años.“Las puertas templarías”: el calificativo sería trascendente. “El secreto egipcio de Napoleón”: Una obra esperanzadora.. Y por último su novela más ambiciosa: “El Ángel perdido”. Asegura el escritor que es “una historia en la que intervienen ángeles y se hace mención a relatos bíblicos. He tratado de huir de los tópicos”.

El tema de la existencia de los ángeles es, en la actualidad bastante recurrente, para películas o novelas. Sobre ello, el investigador y escritor asegura que “yo creo que hay personas que tienen un cierto poder o seguridad en la tierra, que está y caminan entre nosotros para acercarnos a lo que se supone que hay: otro mundo, como su función principal: Ser mensajeros, capaces de transmitir información adecuada en el momento necesario”. En general, asegura el escritor, “nuestras sociedades han ido cobrando conciencia de que vivir sin reflexionar sobre lo que hay más allá, sobre lo desconocido y lo invisible, representa una carencia fundamental. La cultura intenta abordad por distintos caminos esta carencia. Para mí, uno de esos caminos, de hecho, el más interesante, y entretenido es adentrarse en las páginas de libros como estos, que además de misterio, transmiten esperanza, tanto para el individuo como para la cultura”.
 De todas formas algo que Javier Sierra asegura lo ha marcado en su obra fue su primer viaje a Egipto (1995) y, sobre todo,  “la primera vez que vi las pirámides de la meseta de Giza.  Comprendí que eso era el misterio hecho piedra y que estaba allí para desafiarnos, descubrí que existía un misterio  físico, y que podía investigarse físicamente también, me pareció muy llamativo".

"Otro impacto que tuve - matiza- fue el 14 de abril de 1991, que es una fecha que está en la primera página de mi primera novela, La dama azul, día en el que yo encuentro por 'casualidad', el pueblo de Ágreda, donde nació una monja de clausura llamada Sor María de Jesús de Ágreda que tenía el don de la bilocación. Sin salir de su convento en su pueblo se la vio convirtiendo indígenas en Arizona, Nuevo México y Texas. Fue investigada por el Santo Oficio y salió absuelta. Aquel primer encuentro con la dama azul fue fulminante, me abrió a todo un mundo de misterios. El tercer gran impacto lo viví la noche del 23 al 24 de junio de 1987. Hice una visita a la montaña de Montserrat con dos amigos, estaba recogiendo informes sobre luces que se veían en esa montaña e incluso se habían visto, según la tradición, en el siglo IX cuando se descubre la Moreneta, la virgen de Montserrat. Según la leyenda aparecieron unas luces del cielo, como lágrimas, que caían sobre una cueva donde encontraron la virgen. Asimismo el 21 de febrero de 1345 en Manresa, donde desde entonces celebran cada año la fiesta de la misteriosa 'llum', unas luces entraron en una iglesia y dejó fascinado a todo el mundo. También las llegó a ver Ignacio de Loyola cuando redactaba sus ejercicios espirituales en una cueva de ese mismo pueblo, en Manresa. Yo estaba detrás de esas historias y vi la luz. Fue una cosa muy rara. De repente, encima de nuestras cabezas apareció una luminaria enorme con un centro de color verde esmeralda y chispas anaranjadas por detrás. Nos sobrevoló en tres, cuatro segundos, y se la tragó la noche. Yo tenía 16 años y ya llevaba mucho tiempo recogiendo historias de luces, ovnis... Aquella noche pasé más miedo que nunca en mi vida, pero descubrí que aquello que estaba buscando existía y que merecía la pena continuar”.

Terminó el autor de “El ángel perdido”, afirmando que su obra procede de una reflexión que tiene que ver con el tipo de sociedad que hemos creado: “Hemos creado una sociedad más tecnológica, más 'segura', pero  a la vez, al ser tan materialista, al estar tan pegados a lo que se toca, se mide, se compra, se vende, nos hemos alejado de nuestra parte espiritual, que es justo la que nos hizo humanos. Nosotros nos convertimos en humanos en el momento en que decidimos enterrar a nuestros muertos porque pensábamos que había un camino después de la vida, y de eso nos estamos olvidando. Hemos llegado a un momento de desarrollo en el que parece que lo único que importa es lo que hay entre el misterio del origen de la vida, el de dónde venimos y el que hay al final de la vida, que es el a dónde vamos”.