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16 Mayo 2024
Comunicados de prensa

La directora de la Cátedra de Derechos Humanos de la UNIA reclama pluralidad de voces de mujeres para abordar la reparación de violencias sexuales

Mujeres sobrevivientes de violencias en conflictos armados comparten sus experiencias y alertan de la necesidad de denunciarlas, porque continúan produciéndose actualmente

La Sede La Cartuja de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) acoge el seminario Reparando las Violencias Sexuales, organizado por la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos e Interculturalidad de la UNIA, el Fondo Global de Sobrevivientes y el Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología. En el mismo, mujeres sobrevivientes de violencia sexual y armada durante conflictos bélicos han compartido experiencias y debatido sobre los procesos de reparación. La directora de la cátedra, Ruth Rubio, reclama el protagonismo y la pluralidad de voces de mujeres, para abordar la reparación de violencias sexuales.

Para la directora, estas jornadas son “un espacio seguro e íntimo de escucha activa y acompañamiento, en el que una treintena de personas, entre sobrevivientes, profesionales que acompañan en estos procesos y profesorado universitario, podemos pensar en una reparación que vaya más allá del castigo a los culpables. “Las violencias sufridas dentro del conflicto armado, no son sólo sexuales, que son gravísimas, sino otras muchas violaciones de derechos humanos, como desapariciones, desplazamientos forzados, ejecuciones sumarias y torturas. Por ello, las necesidades para la rehabilitación de las víctimas son múltiples y es necesario pensar en un concepto amplio y complejo de la reparación”, ha agregado.

En este sentido, ha añadido que el reto es inmenso cuando la exigencia de reparación se plantea en países con una institucionalidad frágil y un universo amplísimo de víctimas, como el que suele dar en los conflictos armados. “Las participantes de Guatemala, El Salvador y Colombia han debatido estrategias para obtener la reparación y formas de superar los obstáculos para conseguirla. Además, hemos escuchado voces de mujeres indígenas, a las que no se les suele dar altavoz, porque la incidencia de violencias en conflictos armados en comunidades indígenas ha sido muy significativa”, comentó.

Testimonios de mujeres sobrevivientes

En esta actividad han participado, entre otras, Rosalina Tuyuc, fundadora de la Asociación Nacional de Viudas de Guatemala y ganadora del Premio Niwano de la Paz, cuyos padre y marido fueron secuestrados y asesinados por el ejército guatemalteco, y Yirley Velasco, representante de la Asociación Mujeres Sembrando Vida, que apoya a mujeres víctimas de violencia sexual en los Montes de María (Colombia), y sobreviviente de violaciones por parte de paramilitares siendo una niña. Ambas han querido dar sus testimonios para alertar de la necesidad de denunciar estas violencias, porque continúan produciéndose actualmente.

Seminario Violencia sexual 2Rosalina Tuyuc considera que este encuentro las ayuda a entender que, por las situaciones políticas que atravesaron sus países, se utilizaron los mismos mecanismos para que la violencia estatal destruyera vidas individuales y colectivas.  “Pero esa política inicial de destruir los protagonismos de los pueblos indígenas no salió como fue planificada por los militares o los gobiernos, porque se logró sobrevivir, aunque quedan las secuelas que ha dejado la política de exterminio, militarización y de violaciones sexuales masivamente contra las niñas, especialmente en el caso de Guatemala, donde se cometían las agresiones delante de los familiares”, ha explicado.

“Superarlo ha costado todo un proceso – ha añadido--. Toda esa vivencia de brutalidad y violencia colectiva también nos ha hecho reivindicar la vida, principalmente de las mujeres, y la dignidad de nuestros pueblos, y no quedarnos con la imagen de los actos de violencia, sino pensar que hay una oportunidad a futuro para evitar que esto se siga dando, aunque me hace recordar que lo que nos pasó hace 35 años vuelve a ocurrir en Ucrania y Palestina, por lo que se adquiere ese compromiso de luchar, de seguir luchando por la vida y la paz”.

Según Tuyuc, “tenemos que combatir, denunciar, señalar, estas situaciones y reivindicar una cultura de paz y no quedarnos todo el tiempo con la violencia que afectó nuestras vidas; apoyándonos unos a otros, unas a otras; porque detrás de esas experiencias tan dolorosas y condenables hay una llama de vida y tenemos que concienciar a la juventud para que no entre en esa violencia”.

“En el caso de Guatemala pensábamos que la violencia era nuestra suerte y no es así; era una política impuesta por intereses políticos y económicos. En nuestro país va a ser difícil llegar a la transformación porque, aunque el actual gobierno está dando pequeños pasos, como desmilitarizar las instituciones del Estado y permitirnos entrar en Palacio Nacional para hablar con los diputados, y que se empiecen a reparar parte del olvido y la exclusión que hemos padecido. Tenemos conciencia de que en cuatro años el gobierno no va a poder cambiar la situación de exclusión y racismo que ha existido durante más de 200 años y que hemos padecido especialmente las mujeres y los pueblos indígenas”, concluyó.

Yirley Velasco se declara una defensora de las sobrevivientes de violencia sexual de la masacre del Corregimiento de El Salado Bolívar (Montes de María), que sigue luchando y apoyando a mujeres víctimas de cualquier violencia por razón de género y que, sobre todo, quiere brindar protección a las niñas, “porque desde hace dos años las niñas están siendo víctimas de violencia sexual nuevamente, por la policía y el ejército que están en ese corregimiento y que son las autoridades competentes que deben protegernos y cuidar el bienestar y la seguridad de una comunidad que ha sido tan violentada”, ha manifestado.

Y ha incidido en que “es aberrante el abandono del gobierno y el estado colombianos hacia esas comunidades en las que se llega a violentar sexualmente a población infantil y a mujeres, por lo que me atrevo a decir que el conflicto armado en Colombia persiste y está muy fuerte, y que, aunque lo han maquillado, el poder de las armas sigue”.

“Nuestra asociación es una organización civil, sin ánimo de lucro, desde la que acompañamos y apoyamos a mujeres y comunidades. Por este trabajo hemos recibido amenazas, ataques, señalamiento, estigmatización, por parte de las autoridades y el gobierno colombiano, que nos acusa de entorpecer los procesos. Nosotras nos dedicamos a exigir los derechos que tenemos como seres humanos y como mujeres; no nos dejan trabajar, ni nos brindan garantías de seguridad”, ha denunciado.

Por otra parte, se ha congratulado de participar en el seminario porque “es una oportunidad de hablar libremente y de ser escuchada en un espacio seguro, sintiendo una liberación que, en muchos espacios en Colombia, no tenemos”. Acerca de la concienciación de la sociedad de su país ante situaciones de violencia, ha reconocido que “es triste que la mitad de la población colombiana apoya y justifica hechos aberrantes de violencia sexual, señalando que son las niñas nuestra comunidad, de 11 ó 12 años, quienes buscan y provocan a sus agresores, policías y militares”.

Jornada internacional

Como colofón al seminario, se ha organizado mañana una jornada internacional (abierta al público), en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla; que contará con diálogos interactivos en los que se debatirán alternativas, más allá de la justicia punitiva, para abordar tanto la violencia sexual como la importancia de reconocer el poder de las víctimas y sobrevivientes en todo proceso de reparación.  

Más información:

https://www.unia.es/agenda/academica/jornada-internacional-reparando-las-violencias-sexuales-voces-desde-los-territorios-activismos-y-academia

 

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